Biomasa disponible para energía
La Argentina posee una gran disponibilidad de biomasa apta para ser utilizada como energía. Según el informe Wisdom de la FAO: la productividad leñosa anual sustentable del país es de 193 millones de t de las cuales 143 millones (42.900 ktep/año) son físicamente accesibles y están potencialmente disponible para usos energéticos. A estos recursos se le suman 2,7 millones de t de biomasa leñosa proveniente de los subproductos de aserraderos y de las plantaciones frutales y cerca de 23 millones de t de otros subproductos biomásicos derivados de las agroindustrias dando un total de recursos que ascienden a 148 millones de toneladas (32.200 ktep/año).
Este valor representa más de la mitad de la Oferta Interna de Energía Primaria del País. ¿Por qué entonces en la Argentina no se ha desarrollado la energía de la biomasa? Esto se debe principalmente a que los combustibles fósiles están subvencionados, siendo sus precios solo un 25% del valor regional promedio.
Por otra parte, el principal combustible utilizado es el gas natural (47%), es comprado para su distribución y consumo a los siguientes precios por millón de BTU: a los proveedores locales a 1,7 US, a Bolivia a 7,7 US, y por el metano licuado provisto por barcos desde Trinidad Tobago a 8,8US; por ello, obviamente no es rentable explorar en el país, disminuyendo por lo tanto las reservas. Si bien se produce biodiesel en cantidad y pellets en menor proporción, se destinan casi totalmente a la exportación (existe por la Ley 26.093 un cupo de biodiesel asignado al corte con gasoil del 5%).
Por estos motivos es evidente que en el corto plazo la biomasa forestal va a ocupar un lugar importante en el abastecimiento argentino, principalmente por las ventajas que posee:
· Transforma la energía solar en energía química estable, que puede ser usada de día o de noche, hoy o dentro de tres meses.
· Necesita una baja inversión de capital.
· Es la energía renovable que genera mayor cantidad de mano de obra.
· Tiene un balance positivo en la captura de CO2
· Es fácilmente autogestionable.
Pero para su uso sustentable es necesario planificar y aprovechar la abundante experiencia internacional para orientar principalmente el consumo hacia la biomasa residual que actualmente es quemada a cielo abierto o se descompone generando metano, que como es sabido, es un gas de invernadero 20 veces más activo que el CO2. También se necesita promover activamente la forestación energética e impedir la depredación del bosque natural.
Las grandes empresas tienen posibilidades técnicas y financieras para sustituir combustibles fósiles por biomasa.
Pero los usuarios que necesitan calefaccionar sus viviendas y proveerse de agua caliente sanitaria, los agricultores que necesitan secar su cosecha de granos, los aserraderos, las industrias de alimentos y tantos otros, no tienen accesos a las modernas tecnologías para el uso de la biomasa. Como estamos convencidos de la necesidad de su implementación y difusión, nuestro equipo se dedica a la investigación, el diseño y el desarrollo de de artefactos y sistemas relacionados con el uso energético de la biomasa para dichos usos.
Desde hace casi 30 años, ha asesorado a distintas empresas y ha desarrollado más de 45 artefactos: hogares convectores, cocinas, calefactores, calentadores de agua, combustores gasificadores para calderas, secadores entre otros, cuya eficiencia ha sido demostrada en la práctica.
La Argentina posee tiene una enorme variedad de climas, un norte semi tropical y un norte desértico, hasta un frío boscoso sobre la cordillera y desierto en la meseta patagónica. Cada zona, cada caso, requiere un diseño apropiado, desde calefactores/cocina para casas bioclimáticas en zonas de 30° bajo cero de la Patagonia hasta cocinas para la selva chaqueña encargadas y donadas por la empresa Teyma Abengoa para comedores infantiles. Actualmente, diseñamos artefactos que si bien usan leña están preparados para utilizar astillas (chips) y/o pallets cuando estén disponibles para su consumo masivo.
Uno de los proyectos que más nos entusiasma es la aplicación de energías renovables en escuelas rurales, juntamente con la implementación de forestaciones para su uso energético y con planes educativos ad hoc. Este proyecto pertenece al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Se ha iniciado con éxito en una escuela de la Provincia de Buenos Aires, cuyas autoridades han sido pioneras en auspiciar este proyecto y esperamos se propague por todo el país. También en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se gestiona la utilización de las podas de los árboles urbanos con el mismo fin.
Francisco Borrazás